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Gira Humanitaria en el Medio San Juan, Chocó
Bajo el lema “La valentía de amar”, Justapaz y la Iglesia Menonita celebraron los 500 años del anabautismo, destacando la objeción de conciencia y el acompañamiento a comunidades en Colombia.

El jueves 25 de septiembre, la Iglesia Menonita de Colombia y Justapaz conmemoraron los ‘500 años del anabautismo’ en un evento que reunió a comunidades de fe, delegaciones regionales, organizaciones sociales, entidades estatales y procesos comunitarios de todo el país. Bajo el lema “La valentía de amar”, la jornada se desarrolló como un espacio de memoria, gratitud y compromiso con la paz, reafirmando la vigencia de la tradición anabautista en la realidad colombiana.
La conmemoración no fue solo un acto histórico. Fue, sobre todo, la reafirmación de una identidad que en Colombia se traduce en acompañar a comunidades en medio del conflicto, la exclusión y la violencia. Desde hace décadas, la Iglesia Menonita y Justapaz han caminado junto a poblaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes y juventudes, acompañándolas en procesos de resistencia pacífica, defensa de la vida y promoción de derechos.
El presidente de la Iglesia Menonita de Colombia, pastor Carlos Arturo Moreno, abrió oficialmente la jornada con un mensaje que recordó que la fe anabautista no se impone, sino que se elige y se encarna. Enfatizó que esta tradición ha estado al lado de las comunidades más afectadas por la guerra, sosteniendo una esperanza activa en la justicia y la reconciliación.
La pastora Isdalia Ortega subrayó que seguir a Jesús implica optar radicalmente por la noviolencia y la reconciliación. Por su parte, Martín Nates, director de Justapaz, destacó los aportes de la organización a la construcción de paz, con énfasis en la defensa de la objeción de conciencia al servicio militar, la prevención del reclutamiento de niñas, niños y adolescentes, la memoria histórica y el fortalecimiento de mujeres y juventudes como protagonistas de transformación en los territorios.
También se proyectó el video institucional de Justapaz, en el que se resaltaron los 35 años de trabajo de la organización en la construcción de paz junto a iglesias y comunidades en los territorios..
El espacio de testimonios recogió mensajes de organizaciones como Redprodepaz, COALICO, la Iglesia Luterana, la Defensoría del Pueblo y la UBPD, que coincidieron en resaltar la importancia de fortalecer la construcción de paz desde abajo, en los territorios y de manera interinstitucional. Cada intervención mostró que la paz en Colombia se sostiene en el compromiso de múltiples actores que, desde su quehacer, se suman a la valentía de amar.
El momento central de la jornada se vivió con el acto simbólico. Frente a un gran mapa de Colombia, los asistentes elevaron oraciones por cada territorio y encendieron velas que iluminaron la geografía nacional. Este gesto tuvo un carácter profundamente profético: un signo de esperanza que, desde la espiritualidad anabautista, recordó que la luz de la paz no se apaga y que cada territorio guarda la promesa de vida digna y reconciliada.
El mapa encendido se convirtió en testimonio visual de la fe activa que guía a las comunidades menonitas: una espiritualidad que no se reduce a lo privado, sino que se encarna en compromisos políticos, éticos y comunitarios por la paz del país.
El evento concluyó con un brindis solidario y una oración final de gratitud. Delegaciones del Pacífico, Caribe, Andina, Orinoquía y Eje Cafetero partieron con el mensaje de seguir siendo testigos de la noviolencia en sus territorios.
El cierre proyectó un compromiso político y testimonial: después de cinco siglos, el anabautismo en Colombia sigue siendo una opción de fe encarnada, que defiende la objeción de conciencia, acompaña a comunidades históricamente excluidas y afirma que la paz se construye con justicia y dignidad.
La Iglesia Menonita de Colombia y Justapaz reiteraron que “la valentía de amar” no es solo un lema conmemorativo, sino una postura ética y espiritual que seguirá guiando su caminar junto a las comunidades. El anabautismo, hoy más que nunca, se entiende como una fuerza viva que ilumina la búsqueda de paz con justicia en Colombia.