Paz cristiana durante las manifestaciones en Bogotá
Brutalidad policial en el marco del paro nacional
SITUACIÓN DE DERECHOS DE LAS MUJERES DEL CARIBE
Desde el área de Mujer y paz con el apoyo del equipo de comunicaciones de Justapaz, se desarrolló el pasado 28 de abril en Tierralta, Córdoba; el conversatorio por la paz, la vida y los derechos de las mujeres, con el objetivo de integrar a las colaboradoras y lideresas eclesiales de los diferentes territorios del país.
El evento se desarrolló como un espacio seguro para el diálogo transversal y la exposición de diversas historias y vivencias con relación a los derechos humanos de las mujeres en los territorios del país. El conversatorio contó con la participación de mujeres representantes del municipio de la Apartada, Córdoba; Bajo Cauca, Caucasia y de Cáceres, Antioquia. También, se contó con la participación de colectivos como el PDP La Mojana de Sucre y con mujeres de la iglesia Celebra de Barranquilla e Iglesia Galicia de Tierralta, Córdoba.
Durante el diálogo se identificaron tres temas relevantes de la pandemia a nivel nacional:
- Aumento de las obligaciones laborales.
Aún sin la Covid-19 en la sociedad, las mujeres se veían obligadas a mantener un equilibrio frente a las responsabilidades de la esfera pública y la esfera privada, por ende, durante la pandemia y las nuevas formas de trabajo desde casa, las actividades de ambas esferas se vieron amplificadas; se pasó de tener una jornada correspondiente a ocho horas, a estar disponible para actividades subordinadas a través de dispositivos digitales fuera de la jornada de oficina de manera legítima, gracias a los eslóganes de reinvención de las empresas; simultáneamente, las mujeres siguieron cubriendo actividades como la preparación de alimentos, labores de limpieza y acompañamiento académico para los familiares que no han tenido que desplazarse a otros lugares desde hace meses, aumentándose así las actividades y tiempo de trabajo sin que las mujeres reciban una remuneración económica o algún tipo de reconocimiento, bajo la falsa premisa de que la labor de cuidado es innata.
‘’Para el periodo entre septiembre y diciembre de 2020 el tiempo diario promedio dedicado a actividades de trabajo remunerado es de 8 horas y 59 minutos para los hombres, y de 7 horas y 49 minutos para las mujeres. En relación con las actividades de trabajo no remunerado, las mujeres dedican al día en promedio 8 horas, mientras que los hombres dedican en promedio 3 horas y 7 minutos al día.’, publica el DANE en su página oficial.
Según la encuesta nacional del uso del tiempo (ENUT) generada por el DANE, SE evidencia que el trabajo diario no remunerado de las mujeres aumentó 1hora y 10 minutos entre septiembre y diciembre del año 2020 en comparación a años sin coyuntura sanitaria como el 2016. Mientras que los hombres no evidencian una variación significativa en actividades no remuneradas.
- Disminución de acceso laboral
Los sectores como como restaurantes, hoteles, actividades artísticas, salud, educación pública, comercio y trabajo doméstico, empleaban en mayor proporción a mujeres; por la pandemia se vieron afectados e intervenidos por políticas de pico y cédula, toque de queda, protocolos de bioseguridad, funcionamiento por domicilios o adaptación a teletrabajo, trayendo como consecuencia cierres parciales, permanentes o el despido de personal.
Según el Departamento Nacional de Estadística (Dane) durante marzo y mayo de 2020 con relación a la pandemia y las medidas decretadas por el gobierno frente al confinamiento, dos millones de mujeres perdieron su trabajo u ocupación en comparación al mismo periodo del año 2019.
- Análisis de violencia en los territorios y construcción de paz
Según el observatorio de la Fundación Feminicidios Colombia, en el año 2020 se registraron 217 casos de feminicidio en el país, 33 menos en comparación al año 2019, paradójicamente, aunque los asesinatos a mujeres disminuyeron, la fundación denuncia el aumento de casos en donde el victimario era cercano o conocido por la víctima, hasta en un 150% en comparación al año 2019, los motivos se vinculan directamente al confinamiento, en donde las mujeres conviven con su agresor de forma permanente y en donde el agresor tenían mayores posibilidades de esconder el crimen.
Con base en las cifras nacionales, Justapaz llega a la conclusión de que en la actualidad, como consecuencia por la pandemia, el 3% de las mujeres y el 20% de los hombres perdieron sus ingresos laborales. Además, el 32% de las mujeres y el 45% de los hombres sufrieron una disminución de sus ingresos; es por eso que, el feminicidio no es la única problemática, también se deben analizar casos de violencia psicológica, patrimonial, física y económica que se dan como resultado de a feminización de la pobreza y la pérdida de autonomía de la mujer, pues el ingreso limitado o nulo de dinero reduce el poder de negociación en los hogares y en la esfera pública para adquirir servicios básicos de una vida digna.
Iniciativas de las mujeres.
Las propuestas e iniciativas desde y para las mujeres, avanzan en términos de incidencia hasta la reconciliación en procesos de autonomía política e independencia económica. A través de procesos artísticos se visibiliza los tipos de violencias que sufren las mujeres en Caucasia y en Cáceres (Antioquia), también, se trabaja en La Apartada(Córdoba) con artesanías por la paz y tejiendo paz. Otra de las propuestas a destacar se basa en la implementación de 18 huertas Impulsadas por mujeres de Nuevo paraíso, víctimas del conflicto armado y lideresas de la iglesia Galacia en Tierralta, Córdoba, las cuales acompañaron la actividad agricultora con ejercicios de trueque, comercialización, análisis de la realidad, reconciliación y ejercicios de derechos.
Para concluir, a través del diálogo en donde se destacaban y se agradecen las medidas implementadas hasta la actualidad con un enfoque de género por parte de las mujeres, surgió como propuesta la articulación de un movimiento nacional de mujeres cristianas por la paz con coordinaciones nacionales que articulen diferentes iglesias para la visibilización de procesos que generen un cambio social y comunitario, contando con el Secretario de gobierno en representación de la Alcaldía de Tierralta y con la participación de concejales del mismo municipio para conformar la Mesa de Erradicación de Violencias y la veeduría del movimiento.
Justapaz destaca el papel de la iglesia y las mujeres lideresas con las comunidades para la realización de acciones colectivas que contribuyen a una vida digna en los diferentes territorios.
Por: Karol Chala