
Gira Humanitaria en el Medio San Juan, Chocó
Septiembre 2025. Fueron cinco días de encuentro en Fusagasugá, en la cuenca alta del río Sumapaz. Estar allí, donde nace uno de los ríos más importantes que desciende desde el páramo más grande del mundo, nos recordó que todo proceso de vida y de paz comienza como el agua: fluyendo, encontrándose con otros cauces y nutriendo la tierra.
Llegamos con maleta en mano cooperantes suizos, alemanes y colombianos, venidos de distintos rincones: Valle del Cauca, Nariño, Bolívar, Chocó, Bogotá, Cauca y Antioquia. Algunos llevamos años caminando este sendero de cooperación; otros apenas iniciamos. Somos un grupo diverso, con saberes distintos, pero con una convicción común: aportar al cuidado de la vida desde la comunicación, el trabajo ambiental, la salud mental, la pedagogía, la incidencia, saberes ancestrales, el deporte y las artes.
Este año, además, nos acompañó un nuevo director: Tonny Zuber, de Suiza, quien ya ha recorrido Colombia y conoce de cerca la riqueza y los desafíos de nuestros territorios. Su presencia marcó el inicio de un encuentro para reconocernos desde el lugar que habitamos.
Comenzamos con lo más antiguo: el juego y la danza. En el taller “Danzar la vida”, la biodanza nos abrió la puerta al cuerpo, la mente y el espíritu. Bailamos, nos miramos, nos reímos: aprendimos que, como la naturaleza crea ecosistemas diversos que se sostienen unos a otros, también nosotras y nosotros podemos tejer un equipo fuerte desde la diversidad.
Los días siguientes estuvieron cargados de conversaciones y aprendizajes. Las coopartes compartieron su experiencia en el Café del Mundo, donde escuchamos las buenas prácticas de incidencia social, política y económica de cada organización. Fue un momento para aprender del “cómo” hacemos, más que del “qué” logramos. Allí descubrimos que, aunque venimos de realidades distintas, los pasos de la resistencia y la esperanza se parecen mucho.
En el trabajo por subprogramas, resultado de un pequeño análisis de las acciones que realizan las organizaciones se plantearon 3 líneas
- Soberanía alimentaria y protección de la biodiversidad.
- Justicia territorial y gestión pacífica de los conflictos ambientales.
- Prevención de violencias y perspectivas de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Con cada línea tejimos los primeros hilos de una teoría de cambio, convencidas y convencidos de que estas apuestas pueden llegar a fortalecer el trabajo el Clúster Colombia.
Las noches fueron rituales de encuentro: compartimos gastronomías como el raclette, el hogao, los patacones o las papas sancochadas al estilo suizo, mientras danzas, palabras y lenguajes simbólicos nos acercaban. Estos espacios se convirtieron en bienvenidas para quienes inician su proceso de cooperación, y en despedidas alegres, cargadas de gratitud, para quienes concluyen un ciclo.
Regresamos a casa con el compromiso de seguir provocando encuentros con propósito, de seguir urdiendo el gran mochilón de la paz y de conectar, desde el corazón de los territorios, los sueños de cada organización.
Habitar los diferentes territorios de Colombia nos recordó que la paz no es solo un proyecto político, sino también una práctica cotidiana de cuidado.







