
Semana por la Paz 2025: Arropamos la vida con dignidad y esperanza

500 años del anabautismo: un legado vivo de fe, noviolencia y construcción de paz
Justapaz impulsa el liderazgo de mujeres en territorios afectados por el conflicto armado, fortaleciendo su incidencia política y la construcción de paz con enfoque de género e interseccional.
En el marco del plan estratégico que Justapaz se ha trazado para la construcción de paz en Colombia, se prioriza el trabajo con las mujeres, como actores esenciales para promover liderazgos en las comunidades que han sido afectadas por el conflicto armado. Apuntándole a su incidencia política en el territorio, la reconstrucción del tejido social, la participación comunitaria, el desarrollo de iniciativas para diálogos de paz, desde un enfoque de género e interseccional, que reafirma el compromiso con la equidad y la transformación social.
Esta línea se ha venido ejecutando puntualmente en distintos territorios, a saber: Bajo Cauca (Caucasia, Nechí, El Bagre, Zaragoza, Cáceres, Tarazá y Valdivia), Nariño ( Samaniego y Pasto), Chocó (Condoto e Itsmina), Caldas (Salamina), Mojana Sucreña Majagual ( Guaranda, Nuevo tiempo, Palmarito), Córdoba (Tierralta y Montería), Putumayo ( Mocoa, La Hormiga y Puerto Asís), Tolima ( Ibagué) y Cundinamarca (Soacha, Girardot) lugares donde a través de metodologías activas y participativas, se realiza un trabajo mancomunado de fortalecimiento de capacidades a las mujeres y su incidencia en problemáticas sociales de sus territorios como: niños, niñas y adolescentes, en la prevención de las violencias, restauración, sanación y trámite de conflictos de manera no violenta con un enfoque psicosocial que articula la dimensión espiritual, de igual manera se fortalecen alianzas con entidades gubernamentales y actores clave en los territorios con el fin de articular acciones territoriales en búsqueda de la paz, de la justicia, y la creación colectiva de contenidos audiovisuales para visibilizar y reconocer los liderazgos que emergen de los territorios, entre otras acciones que fortalecen las capacidades locales y dinamizan procesos comunitarios.
Así las cosas, se puntualiza en dos temas relevantes que orientan el trabajo del área Mujer Paz y Justicia Ambiental durante este periodo: por un lado, las acciones estratégicas para fortalecer la incidencia política liderada por mujeres en los territorios, y por otro, la escucha activa de los sentires, experiencias y apuestas de las lideresas comunitarias sobre la Política de Paz Total durante el primer semestre del 2025, como una base fundamental para avanzar en procesos participativos.
Incidencia política y territorial para la paz

La política de Paz Total del gobierno colombiano le apunta a la construcción de una paz estable y duradera con justicia social. De aquí que la paz se signifique en los territorios de una manera distinta, desde la perspectiva de organizaciones de mujeres como la Ruta Pacífica de las Mujeres, Red Nacional de Mujeres, Casa de la Mujer y Corporación Humanas, trasciende la noción tradicional de paz entendida como la ausencia de guerra o el silenciamiento de las armas. Estas organizaciones proponen una concepción integral y transformadora de la paz que incorpora la justicia social, la equidad de género, la eliminación de todas las formas de violencia —especialmente aquellas basadas en género—, y la participación plena y efectiva de las mujeres en todos los niveles de la construcción de paz.
Atendiendo a la necesidad de fomentar la incidencia política en las mujeres, especialmente en las lideresas, se destaca la participación activa en espacios de planeación estratégica para el 2025, definiendo las prioridades para el año, aspectos de mejora, acciones puntuales para la construcción de paz a nivel local, entre ellas jornadas de capacitación desde un enfoque psicosocial y educativo que responden a los roles que las mujeres desempeñan en sus territorios.
A su vez, se le apuesta a este objetivo con la gestión de alianzas institucionales, articulando esfuerzos, con alcaldías y gobernaciones, Comisarías de familia, ICBF, UNICEF y organizaciones de base para la prevención de violencias basadas en género y la protección prioritaria de las infancias y el fortalecimiento de la familia como lugar seguro. A través de estos diálogos interinstitucionales, se generan compromisos para garantizar la participación efectiva de las mujeres en espacios de decisión y fortalecer los entornos protectores de cara a la garantía de sus derechos.
Por otro lado, se destacan los procesos adelantados en el departamento de Nariño y La Mojana Sucreña, en donde se ha realizado un acompañamiento a las iniciativas de paz, fortaleciendo la incidencia territorial mediante el apoyo en la formalización de los procesos comunitarios y ajustes de financiación en los proyectos. Esto complementado con la jornada de capacitación “resiliencia financiera” un espacio para abordar los retos y desafíos para la sostenibilidad. Quizás uno de los aspectos fundamentales deriva en que la autonomía económica es un factor clave en la construcción de una paz sostenible, inclusiva y transformadora, fortaleciendo la toma de decisiones no solo en materia de recursos sino en la soberanía de la propia vida y la de las mujeres, la exigibilidad frente al derecho al trabajo y posibilitando la participaciónen los procesos políticos, sociales y comunitarios que sustentan la paz. La autonomía económica no solo contribuye al empoderamiento individual, sino que también transforma las relaciones de poder desiguales que alimentan el conflicto y la violencia basada en género.
En el marco de la conmemoración del día de las “Manos Rojas” en el Bajo Cauca y Chocó, se realizaron espacios de diálogo, para la transformación de conflictos, desde la comunicación asertiva, el reconocimiento del otro y la construcción de entornos protectores. Aportando así, a el desarrollo de las capacidades de las lideresas, como actores políticos y sociales. La articulación entre la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la política de Paz Total en Colombia, de cara a la garantía de los derechos de las mujeres y la protección integral a niños y niñas es fundamental para avanzar hacia una paz inclusiva y sostenible. La Resolución 1325, adoptada en el año 2000, reconoce el papel central de las mujeres en la prevención y solución de conflictos, así como la necesidad de integrar el enfoque de género en todas las etapas de los procesos de paz. Así, la implementación efectiva de la Resolución 1325 en el contexto colombiano implica que la Paz Total debe garantizar el acceso a justicia, reparación, protección y participación política de las mujeres, al tiempo que promueve entornos seguros y libres de violencias para la niñez, como un compromiso ético y legal del Estado (Consejo de Seguridad, 2000; ONU Mujeres, 2015; Comisión de la Verdad, 2022).
Cabe señalar que, esta incidencia política no está desligada de la subjetividad de las mujeres, por lo que se promueven espacios de encuentro para compartir experiencias y sentires, considerando sus emociones, pensamientos y respuestas internas frente a los procesos que se adelantan en los territorios. En consecuencia, las mujeres no solo transforman su entorno social y político, sino que también su percepción sobre ellas mismas y su rol en la construcción de paz. De este modo, la incidencia no puede ser comprendida de manera efectiva sin articular la subjetividad, ya que las identidades y experiencias de las lideresas, contribuyen a entender cómo se construye la paz en las regiones. Lo que termina siendo una parte fundamental en el proceso, puesto que no solo se analizan las necesidades a nivel social, si no que se da lugar a las voces, enriqueciendo así el proceso de paz.
Aprendizajes, lecciones y desafíos

“Allí nacen lazos de amistad y de amor. Esos ríos que nos abrazan nos dan esperanza en medio de la desesperanza y fortalecen nuestros músculos para seguir caminando firmes.” Rosa Dominguez Lideresa de mujeres en Chocó
Desde el trabajo realizado se ha observado que muchas mujeres construyen procesos de paz, a través de sus propias experiencias de vida, lo que permite abordar las problemáticas de una manera empática y humana, dado que estas situaciones de violencia y conflicto las han vivido en carne propia, lo que se vincula a un proceso de sanación colectiva, donde las lideresas logran conectarse con sus comunidades, generando espacios de reflexión y escucha activa. Asimismo, se consigue transformar el dolor personal, en una herramienta de resiliencia, empoderamiento y testimonio en su contexto.
Por último, se reconoce el rol de la dimensión espiritual en los procesos de sanación y reconstrucción de la memoria de las mujeres, ya que ha contribuido no solo a recordar esos momentos de sufrimiento si no, encontrar en la memoria, resistencia y fortaleza para enfrentar las adversidades, entendiendo a su vez la espiritualidad como una fuente de esperanza y fuerza que permite a las comunidades recuperar la dignidad, construir nuevas posibilidades para el futuro y encontrar un refugio que moviliza a actuar.
Los territorios que acompaña el área de Mujer, paz y Justicia ambiental han sido afectados por la violencia estructural, el conflicto armado, y la presencia de grupos armados organizados. Uno de los primeros desafíos para el 2025 es seguir incorporando las voces de las mujeres en las mesas de negociación con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y otros actores, otro gran reto consiste en una incidencia enfocada en la articulación interinstitucional para la paz, que incorpore el enfoque diferencial y de género desde una perspectiva interseccional. Necesitamos mujeres desde las organizaciones, desde las bases y también desde las instituciones del gobierno local que reconozcan el alcance de las instituciones a las que representan, pero también las potencialidades y la creación de posibles alianzas en clave a temáticas que merecen especial atención como la titulación de tierras, la garantía de los derechos a la vida, seguridad, libertad e integridad de las mujeres que trabajan por la paz y sus familias. Otro desafío, reiterativo consiste en la implementación del Acuerdo de Paz desde una mirada sorora y resistente, así mismo, se hace necesario la puesta en marcha en todos los territorios del Programa Integral de Garantías para Mujeres Lideresas y Defensoras y la ejecución articulada del Plan de Acción Nacional (PAN1325), desde un enfoque territorial, equitativo, dignificador y justo.
“Desde Mujer, Paz y Justicia Ambiental abrazamos los encuentros para tejer sororidad con la posibilidad de hablar de paces en plural” Andrea Catalina Suarez Bautista