
Juventud en Acción “Raíces que lideran”

Territorios que florecen en dignidad: Justapaz y Peace Direct acompañan procesos de paz en el Bajo Cauca y Sur de Córdoba
“Oremos por Colombia”, una jornada de oración, memoria y resistencia espiritual.
La noche del miércoles 30 de julio, voces de distintos territorios de Colombia se encontraron en un mismo espíritu como Red Santuarios de Paz: orar, denunciar y resistir desde la fe. La vigilia “Oremos por Colombia”, convocada por Justapaz, fue un espacio de unidad, memoria y clamor por la vida de quienes siembran paz en medio del conflicto.
Transmitida por Facebook y YouTube de Justapaz, la jornada fue seguida desde regiones diversas como el Chocó, el Cauca, Atlántico, Eje Cafetero y Nariño. Participaron pastores, pastoras, líderes sociales, comunidades indígenas y creyentes de distintas denominaciones que compartieron oraciones, testimonios, reflexiones y alabanzas.
La apertura estuvo marcada por la lectura del Salmo 23 a cargo del pastor Carlos Moreno, presidente de la Iglesia Cristiana Menonita en Colombia. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno”, dijo, aludiendo al difícil contexto que enfrentan los líderes espirituales, muchos de los cuales han sido víctimas de la violencia sin recibir protección estatal.
Los testimonios fueron el corazón de la jornada. La pastora Janette Serrano, desde Soledad (Atlántico), compartió un relato de esperanza y memoria: “Estoy sentada bajo la sombra de un árbol que aún no ha nacido”, dijo, para recordar cómo su hija, huérfana por la violencia paramilitar, hoy trabaja en Justapaz sembrando paz en los territorios.
Nehemías Dagua, líder espiritual indígena del Cauca, habló con firmeza: “Como iglesia tenemos que levantarnos. No hay que desamparar a los niños ni a los jóvenes; ellos son el futuro de la nación y de la iglesia”. Sus palabras reflejaron la crudeza de un departamento golpeado por el reclutamiento forzado y la guerra.
El director de Justapaz, Martín Nates, dedicó un momento a hacer memoria de los ocho líderes y lideresas espirituales asesinados en la zona rural de Calamar, Guaviare: Jesús Valero, Carlos Valero, Maribel Silva, Isaí Gómez, Maruri Hernández, Óscar Hernández, James Caicedo y Nick Nilson Peñalosa. “Oramos con su testimonio de vida. Seguimos resistiendo. Decimos: nunca más”, afirmó.
El llamado fue claro: exigir al Estado una ruta de protección con enfoque diferencial para los liderazgos religiosos, quienes además de guiar comunidades, son agentes activos de reconciliación, perdón y justicia. “No callaremos ni agacharemos la cabeza ante la violencia”, concluyó Martín Nates.
Hilda Molano, experta en derechos de la niñez, compartió cifras alarmantes: en 2024, más de 670 niñas, niños y adolescentes han sido afectados por el conflicto armado, y más de 500 fueron reclutados por grupos armados. “Nuestra esperanza está en riesgo”, dijo, e invitó a las iglesias a fortalecer su papel como entornos protectores.
La pastora Cielo Argüello, desde Girardot, elevó una oración por la infancia: “Que sus vidas no se apaguen por las armas. Que cada niño y niña encuentre abrigo en nuestras comunidades de fe”.
El tercer momento de la vigilia fue un homenaje al liderazgo femenino. La pastora Andrea Catalina facilitó un espacio de reflexión sobre autocuidado y sanidad espiritual. Emilsen Solarte, víctima del conflicto y lideresa comunitaria, compartió su testimonio desde ASOIMUVIC, al igual que Janiris Jaraba desde Sucre. Ambas hablaron de cómo la fe y la sororidad han sido pilares para sanar y acompañar a otras mujeres en los territorios.
Claudia, promotora de la Mojana, cerró con una oración por las mujeres que sostienen comunidades enteras desde la espiritualidad, muchas veces sin reconocimiento ni apoyo institucional.
La velada concluyó con un gesto simbólico: el encendido de velas mientras se escuchaba la canción “Enciende una luz”, de Marcos Witt. Cada llama fue una oración por Colombia, por sus víctimas, por sus líderes, por su niñez. Martín Nates cerró con una invitación a que cada templo, casa y comunidad sea un “Santuario de Paz”.
Porque como dijo el profeta Isaías, “El Espíritu del Señor está sobre nosotros para anunciar buenas nuevas, sanar corazones y proclamar libertad”. Y porque en Colombia, la fe también resiste.