Comunicado Comisión de Paz CEDECOL
La Violencia contra las Mujeres, niñas y niños es inadmisible e injustificable.
En el marco del fin del conflicto armado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC y el Gobierno Colombiano, bajo el Acuerdo Final de paz el 26 de noviembre de 2016, Justapaz identificó la urgente necesidad de construir caminos destinados a la paz desde los territorios rurales, lugares donde la guerra fue preponderante reflejando niveles alarmantes de necesidades básicas insatisfechas, traducidas en brechas sociales entre la ciudad y el campo.
Por este motivo, desde hace tres años el proyecto “Construcción de paz y reconciliación en los territorios”, ejecutado por Justapaz y financiado por Pan para el Mundo, en coherencia con su tradición de fe, ha afianzado el compromiso en la construcción de lo público al reafirmar su mensaje y testimonio de paz, fortaleciendo la acción de líderes y lideresas de las comunidades base (Chocó, Bajo Cauca, Cali, Occidente de Caldas) como gestores de paz y reconciliación. Para este ejercicio, se ha buscado hacer incidencia desde la dimensión pública de la fe a partir de varios puntos fundamentales: Se ha acompañando e incentivado las iniciativas de paz que surgen en las iglesias, como Fútbol-Paz en Cali, un espacio de diálogo y reconciliación entre líderes vecinales y jóvenes vinculados a la delincuencia juvenil y micro tráfico, trabajando el juego limpio, la convivencia y los derechos humanos; en el Chocó se ha acompañado y fortalecido la plataforma multiactor CIEDERPAZ, que proyecta realizar acompañamiento jurídico y para la incidencia con las comunidades del medio San Juan en temas de reparación colectiva; proyectos de reconciliación desde la iglesia de Supía, donde se adelanta la iniciativa “ Memoria y caminos para la reconciliación” en Guamal con miras a la transformación de conflictos entre las comunidades afrodescendientes e indígenas.
Otro de los puntos fundamentales para el desarrollo del proyecto, ha sido la cualificación de los líderes y lideresas eclesiales y de quienes hacen parte de las iniciativas de paz desarrolladas por las iglesias, para el fortalecimiento de la base social de las Iglesias Santuarios de Paz, por medio de talleres, encuentros y acompañamiento. Entre 2018 y 2019 se realizaron dos encuentros en cada región con pastores y líderes de base que convocan a las 25 iglesias participantes del proyecto, lo que equivale a 1.250 personas, con el fin de reflexionar sobre herramientas de dinamización en la relación del papel de las Iglesias Cristianas Evangélicas en la construcción de procesos de reconciliación y reparación desde la espiritualidad y la acción social. Para entender más a fondo las prácticas locales en la articulación ministerial que fomenta la participación de lideres y lideresas sociales de base como gestores de paz, estuvimos dialogando con los pastores y los lideres y lideresas de cada región en la que se desarrolla el proyecto:
En el oriente de Cali en las comunas 16 y 14, según Paula Villani promotora comunitaria de Justapaz, no había una cultura política y el acompañamiento del proyecto logró empoderar ciertos liderazgos de las iglesias en temas políticos, de política pública, ciudadanía y defensa de los derechos humanos. Sin embargo, aunque en esta región no se pudo desarrollar un encuentro con gobernadores, existió la participación en algunos encuentros en torno a la construcción de planes de desarrollo, poniendo sobre la mesa la apuesta de las iglesias, logrando la participación en el concejo departamental de paz haciendo visibles las apuestas de iglesias que no pertenecen a la denominación católica, esto se ha logrado con el apoyo de iniciativas como futbol-paz, el fortalecimiento de los diálogos de mujeres que pertenecen al sector religioso, los diálogos comunitarios en torno a construcción de paz y defensa de los derechos humanos. Este ha sido el camino que la propuesta territorial de las dos iglesias que están en el proyecto de ISP ha venido desarrollando, nos cuenta Paula.
También dialogamos con Omar Mena, líder de la iglesia cruzada en Cali, quien nos cuenta que el acompañamiento del proyecto de Justapaz les ha brindado herramientas muy importantes que como iglesia no conocían y que contribuyen a la influencia en procesos gubernamentales desde la perspectiva social. Para Omar, el proyecto logró sacar a la iglesia de la zona de confort enfocando siempre a la parte espiritual y eclesial, para empezar a trabajar temas de incidencia política y trabajo social de una forma más amplia y efectiva.
En el Chocó, estuvimos hablando con el pastor Rutilio, para él y su iglesia el aporte de Justapaz ha sido muy importante en el tema de construcción de paz y de la incidencia política. Uno de los ejemplos claros es la presencia de un Programa de Desarrollo y Paz (PDP), el cual a través del proceso de formación logra que la incidencia política sea más visible al igual que el trabajo de los líderes y lideresas. Igualmente, desde el proyecto se apoyó la creación del programa de desarrollo y paz CIEDERPAZ, una plataforma multiactor que recoge todas las inquietudes de las iglesias y aporta en el desarrollo de las comunidades en una apuesta pública por la fe. En el Medio Baudó, la iglesia Peniel de Condoto consolidó un equipo de paz que llevó a cabo reuniones quincenales de capacitación en temas de reconciliación y se realizaron actividades de fortalecimiento familiar y comunitario con mujeres, orientando a la transformación de conflictos y a la prevención de violencias.
Respecto al Bajo Cauca, el pastor Álvaro Beltrán de la Iglesia Evangélica Cristiana de Colombia cuenta que el liderazgo social enfocado a lo comunitario y lo público se ha fortalecido a través de actividades y talleres, permitiendo una comprensión del valor y lo oportuno de aportar a iniciativas constructoras de paz desde lo eclesial en diferentes instancias de participación ciudadana. Estos procesos han logrado que, en el Bajo Cauca, las iglesias logren comprender la paz desde dos perspectivas: la espiritual y la social, apuntando al bienestar del entorno inmediato y la construcción del tejido social desde ese enfoque de paz. En esta región han decidido desarrollar iniciativas desde el arte y el deporte, ya que están convencidos que, si se ocupa y se hace una buena inversión del tiempo libre de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, hay un aporte significativo a la paz y a la transformación de realidades. Otra de las acciones desarrolladas en el Bajo Cauca, ha sido la creación de agendas para el desarrollo y la construcción de paz denominada, Pacto Nacional por la Paz Bajo Cauca (PNP).
En relación con el occidente de Caldas, las iglesias de Supía-Marmato realizan diálogos entre mineros y mujeres de Marmato, sobre los problemas generados por la minería en el tejido social local y buscan alternativas económicas. Igualmente, se han desarrollado talleres de derechos de las mujeres y sobre escucha activa dirigidos a las mujeres y mineros de la región. En Supía se adelantan iniciativas de reconciliación con miras a la transformación de conflictos entre comunidades étnicas. Para ello, lo que se ha logrado desarrollar son acercamientos y diálogos con las organizaciones representantes como la Junta Directiva de los afrodescendientes y el cabildante del resguardo indígena Cañamomo-Lomaprieta de Ríosucio y Supía. En el Guamal se iniciaron espacios pedagógicos y culturales, sobre herramientas del diálogo social y la transformación de conflictos. Según el pastor Fredy, la formación no solamente se ha trabajado con los procesos relacionados directamente a la iglesia sino también se le ha dado la oportunidad a nuevos integrantes que no tienen un contexto tan amplio, para que desde sus capacidades adquiridas en procesos anteriores se formaran para ser personas activas, productivas y en constante dinámica en pro a la construcción de la paz.
Retomando con los aspectos fundamentales del proyecto, se resalta el diplomado en política pública y construcción de paz como una de las herramientas más relevantes del proceso, ya que cualifica en más alto rango a los participantes regionales, contribuyendo a la incidencia en los planes de desarrollo local que son jalonados por los procesos de formación y cualificación mencionados anteriormente. En el diplomado han participado más de 900 personas y un aproximado de 600 ya cuenta con su diploma y han trabajado por un cambio en sus territorios con base a su aprendizaje. En el Bajo Cauca, el diplomado aportó para elaborar propuestas de políticas públicas y la consolidación de un equipo de lideres y lideresas dispuestas a dar continuidad estas propuestas, lo que para el pastor Álvaro quiere decir que el diplomado va más allá de las clases, salió del aula para continuar y hacer efectivas las iniciativas de 4 municipios, en el diplomado participaron líderes y lideresas del municipio de El Bagre y La Apartada, quienes desarrollaron 10 propuestas de políticas públicas para presentarlas en sus municipios, algunas de ellas fueron enfocadas en: libertad religiosa, salud mental, espacio público, cultura, ecoturismo, entre otras.
En ese sentido, Fabian Henao pastor de la iglesia Comunidad Cristiana de Fe en el occidente de Caldas, nos contó que el diplomado contribuyó a que los avances en participación política fueran más relevantes, un ejemplo claro es que después de culminar el diplomado un grupo encargado de los temas de víctimas continúo reuniéndose y logró ir a Manizales a reunirse con la una representante de la Unidad de Víctimas. Igualmente, para él y su comunidad el diplomado significó un compromiso con la construcción de una cultura de paz mediante el mejoramiento del proceso educativo a nivel formal y no formal como órgano maestro para el desarrollo de la paz, a través del empoderamiento y el arraigo por el territorio, permitiendo repensarse el papel de la iglesia como agente veedor de todo lo que se ha establecido en los planes de desarrollo. En la misma línea, el Pastor Fredy afirma que con el diplomado las iglesias del municipio no sólo en Supía, sino de otros aledaños, pudiesen desarrollar diversas propuestas que se convirtieron en algunos puntos para los planes de desarrollo. Algunas de las propuestas presentadas también fueron desarrolladas por mujeres y fueron en la línea de reciclaje, restaurantes para niños en alta situación de vulnerabilidad, propuestas para mejorar el turismo, la atención a personas víctimas de violencia intrafamiliar, creación de centros de rehabilitación, desarrollo de la capacitación de liderazgo desde las iglesias. Respecto a los municipios, se plantearon propuestas para tener una constante comunicación con las nuevas alcaldías, para que desde el grupo de construcción de paz se genere capacitación a los líderes de distintas juntas municipales, al igual que propuestas para que en el desarrollo del plan a nivel municipal se presenten algunas inquietudes que surgen desde las iglesias.
El pastor Fredy, también ha apoyado la construcción de los planes de desarrollo a nivel municipal, no sólo contribuyó con ideas, sino que además participó en la promoción en distintos espacios sociales de las diversas agrupaciones y a través de diferentes métodos, los cuales fueron socializados en la iglesia y con los aliados, logrando incidir en el plan de desarrollo que actualmente se discute en el consejo municipal.
Respecto a los resultados del diplomado en Cali, se aportó al fortalecimiento de diálogos comunitarios para la construcción de las propuestas al plan de desarrollo y permitió crear un relacionamiento con la secretaría de paz y de cultura ciudadana del municipio, igualmente las juntas de acción comunal o locales a nivel ciudad y departamento se suman a la construcción de dichas propuestas en una apuesta por la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, un tema que afecta considerablemente las comunas 16 y 14 del occidente de Cali, sin embargo las iglesias de este municipio no presentarán propuestas oficiales a los planes de desarrollo, ya que optaron por construir una apuesta más amplia y a largo plazo, aunque en sus planes si está participar de los encuentros dispuestos por las alcaldías y gobernaciones.
En relación con el Chocó, los lideres y lideresas participantes afirman que este proceso ha formado una nueva perspectiva en cada uno de ellos y ellas, que pueden ver reflejada en la práctica al momento de plantear estratégicamente sus propuestas al plan de desarrollo y hacer incidencia en cada uno de estos procesos, para ellos el diplomado como espacio de formación es importante ya que a raíz de este, han podido tener acercamientos a la verdad, han trabajado como CIEDERPAZ, logrando reuniones con alcaldes para participar directamente en la construcción de los planes de desarrollo, un caso directo es el del Pastor Rutilio quien hizo parte de la comisión de empalme de la gobernación, especialmente con la comisión de la secretaria del interior departamental, allí se reunía con las entidades para conocer los detalles de las oficinas regionales departamentales y hacer un diagnostico frente a las dinámicas anteriores y las recomendaciones previas al nuevo gobernador, posteriormente apoyó a la alcaldía de Condoto en la formación de planes de desarrollo para temas de producción económica agropecuaria, redactando un documento frente a los aspectos mas pertinentes para el desarrollo del municipio en materia de productividad, con una visión de incidencia y de participación.
Es decir, que las herramientas empleadas por el proyecto han cualificado los procesos de formación para la incidencia pública, teniendo como resultado la participación activa de las iglesias en la construcción de los planes de desarrollo locales, ya que cada uno de los participantes logra ver como este espacio es fundamental para definir el futuro de los territorios dentro de los próximos cuatro años, permitiendo que las iglesias identifiquen necesidades y las hagan presentes en cada diálogo, es por eso que el proyecto desde el año pasado viene desarrollando otras acciones para complementar estos ejercicios como: foros con precandidatos entorno a la convivencia y la paz, una participación abierta en los espacios ciudadanos de construcción de planes de desarrollo y ha logrado el relacionamiento con actores claves en la planeación territorial. Los acuerdos con los candidatos se lograron desde 2019, y uno de los candidatos que participó en estos espacios fue elegido en Supía.
En relación a estos trabajos, se logró hacer una alianza estratégica con Viva la Ciudadanía para realizar una serie de talleres con las iglesias pertenecientes al proyecto y darles una guía frente a como implementar los acuerdo de paz en los planes de desarrollo territoriales, el primero de ellos se dio en Bogotá y luego se planteó realizar una gira por todos los territorios donde el proyecto tiene alcance, para hacer el mismo taller pero más específico, debido a la contingencia nacional sólo se logró hacer el taller en el Bajo Cauca donde las propuestas fueron presentadas por una persona perteneciente al Consejo de Planeación Territorial de Víctimas, al PNP y aliada de Justapaz, logrando hablar con la secretaria de gobierno de El Bagre y el Bajo Cauca para que en efecto estas propuestas si estuviesen incluidas en el plan de desarrollo, igualmente, las mujeres de estos municipios hicieron incidencia en presentar sus propuestas ante la secretaría. Sin embargo, a causa de la pandemia, estos procesos ahora son llevados en una dimensión más operativa que política.
Todos estos ejercicios de incidencia se planean cerrar con foros regionales, recogiendo cada uno de los avances para realizar un informe y una veeduría frente a lo que en queda definitivamente en los planes de desarrollo en términos de construcción de paz, defensa de los derechos humanos y reconciliación con énfasis especial en la inclusión y cumplimiento de los acuerdos de paz a nivel territorial. De no ser así, se deben iniciar procesos legales constitucionales para que sean tenidos en cuenta principalmente en los municipios afectados por el conflicto armado.
Artículo por: Comunicaciones Justapaz y Área Construcción de Paz.