La Violencia contra las Mujeres, niñas y niños es inadmisible e injustificable.
COMUNICADO SOBRE AMENAZAS CONTRA COMUNIDADES ÉTNICAS Y RELIGIOSAS DEL SUR DEL PAÍS
MILITARISMO INFANTIL: UNA SEMILLA DE VIOLENCIA QUE GERMINA EN LAS MENTES DE LOS NIÑOS Y NIÑAS
Por: Andrés Aponte
En Colombia los fenómenos de la violencia y la guerra se han normalizado por la constancia y la densidad con que los territorios han tenido que aprender a convivir con ellas.
Es normal que un joven de una región donde hay pobreza, multiplicidad de vulneraciones a los derechos, falta de oportunidades académicas, laborales, etc, cuando llega a su adolescencia, su perspectiva de vida sea unirse a un grupo al margen de la ley o seguir una vida militar, porque en gran medida esto representa una garantía económica que en cierto modo da esa seguridad alimentaria para él y su familia, un estatus en su comunidad y también una esperanza de formar una familia. También es normal escuchar a un padre diciéndole a su hijo “en el ejército lo van a volver un verdadero hombre” y para no extenderme en este tema muchos colombianos todavía creen que los problemas no se solucionan con el dialogo sino con la ley del más fuerte y esto se refleja en el diario vivir de las comunidades.
Niños, niñas adolescentes nacen y crecen con esa mentalidad, no tienen una perspectiva de vida diferente a esta. La semilla de la violencia crece y da fruto, en sus mentes, en sus cuerpos y en sus territorios y en su mayoría de casos las que llevan la peor parte en este proceso son las niñas, porque entran en la pedagogía machista donde los que predominan son los hombres.
A esto le llamamos cultura militarista y viene impulsada lamentablemente por las prioridades de muchos gobiernos donde parecen buscar una solución militar a todos los problemas sociales, un ejemplo claro de este fenómeno es el protagonismo que han tenido las fuerzas militares en medio de la pandemia y no solo en Colombia sino en muchos países del mundo.
El objetivo de la educación militar es que las personas que son sometidas a recibir este entrenamiento logren una obediencia ciega a su superior para lograr una total sumisión y aun peor logren una deshumanización al poner esa semilla de muerte y de no dolor al seguir una orden de matar.
Y todo este ideal militar va en contravía de una sociedad democrática donde los preceptos pedagógicos, académicos deben ir en la búsqueda de la autonomía del pensamiento y se enfoquen en desarrollar la creatividad. El proceso de educación en los niños y las niñas es muy importante ya que son considerados más vulnerables e influenciables y cumplen con más facilidad y sin remordimientos o cuestionamientos las ordenes que reciben. Ellos y ellas están en una edad donde son muy receptivos y no saben muy bien las diferencias entre la verdad y la mentira.
No podemos permitir que se construyan sociedades donde solo se obedece, donde no se cuestione, donde todas las ciencias, las artes, la pedagogía sean antepuestas por una cultura militar no queremos una sociedad sin perspectiva.
Creemos en la paz comunitaria, en una paz que todos construimos desde una pluralidad de perspectivas, donde las diferencias se solucionan dialogando y llegando a consensos, no a una paz impuesta donde se extermina al contrario, al que piensa distinto o al que es diferente.