
Justapaz participó en el Congreso de Paz
Justapaz: estos son los pasos que dimos en 2024 hacia la paz y la justicia social en Colombia
Durante el año 2024 Justapaz continuó con la implementación de su Plan Estratégico Institucional (PEI) 2023-2033, un esfuerzo colectivo que involucra a comunidades, lideresas, líderes y aliados territoriales en 40 regiones del país. Este plan, que es evaluado cada tres años y apunta a movilizar cambios sustanciales en pro de la paz, la Noviolencia y la justicia social, con el objetivo de fortalecer los esfuerzos de reconciliación y reparación en las zonas más afectadas por el conflicto armado.
Lo anterior se trabajó bajó un Plan Operativo Anual (POA), el cual tuvo como eje estrategias que abarcan diversos aspectos fundamentales para la consolidación de la paz en Colombia. Entre las más destacadas se encuentran:
- Pedagogía Popular y Liberadora: Fomentar el ejercicio de derechos y liderazgos democráticos entre las comunidades.
- Incidencia Política y Comunicaciones: Posicionar procesos sociales y populares como actores sociales influyentes en la construcción de paz.
- Diálogo Ecuménico y Memoria: Promover la implementación de la paz y la inclusión social, enfocándose en la reconciliación y la convivencia pacífica.
- Acceso a la Justicia: Mejorar el acceso a la justicia, la verdad y la reparación, especialmente para víctimas del conflicto armado y objetores del servicio militar obligatorio.
- Justicia Ambiental: Impulsar iniciativas que fomenten el respeto y la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad en las regiones afectadas.
A través de estas estrategias, Justapaz ha logrado concretar importantes avances en el último año, entre los cuales se destacan la organización del Congreso Nacional de Paz, la realización del Foro Subregional de las Mujeres por la Reconciliación y la reglamentación del Servicio Social para la Paz mediante el Decreto 1070 de 2024.
Avances que han fortalecido nuestro quehacer institucional
En términos de resultados, Justapaz ha consolidado su presencia en la región con logros concretos como el acompañamiento a más de 1.200 personas víctimas del conflicto armado, la implementación de la Escuela por la Paz y la Justicia Ambiental en Bajo Putumayo y la formalización de convenios con entidades como la Defensoría del Pueblo, que le han permitido realizar visitas humanitarias conjuntas en las zonas más vulnerables.
En cuanto a los avances administrativos, la organización destaca los buenos resultados de las auditorías de proyectos e institucionales, que aseguran la efectividad de los procesos de Planificación, Monitoreo y Evaluación (PME), las políticas administrativas y los controles contables. Además, Justapaz ha avanzado en la gestión de nuevos proyectos, lo que incluye tres consultorías claves: la actualización del modelo de gestión de recursos para el crecimiento sostenible, la creación de lineamientos para proyectos agroecológicos y la refinanciación de su área de memoria histórica, incorporando procesos psicosociales y de bienestar laboral.
Mirada hacia el futuro: avances hacia la autonomía territorial y la paz en Colombia
La paz en Colombia no solo se construye desde el centro, sino también desde los territorios y las comunidades que día a día luchan por sus derechos, la justicia y la reconciliación. A través de su enfoque integral, Justapaz se consolida como un actor clave en la construcción de un futuro más justo y pacífico para todos los colombianos.
Uno de los elementos clave del Plan Estratégico de Justapaz es la promoción de la autonomía territorial a través de la creación de nodos regionales. Estos nodos tienen como objetivo que las comunidades locales, en especial aquellas vinculadas a las iglesias y otros aliados sociales, puedan ejercer mayor autonomía financiera y posicionarse como actores políticos con voz en los procesos de paz y justicia. La visión a tres años (2024-2026) se centra en fortalecer la capacidad organizativa y de incidencia de las comunidades locales, especialmente en el marco de los diálogos de paz, como los llevados a cabo con el gobierno y grupos como el ELN.
Con la creación de estos nodos, Justapaz busca no solo la participación activa de las comunidades en los procesos de paz, sino también fomentar un pensamiento crítico y una identidad más sólida en torno a la paz, el respeto por los derechos humanos y la diversidad. Las regiones de Cauca, Antioquia, Norte de Nariño, Bajo Putumayo y el Sur del Chocó son ejemplos de los territorios donde se han implementado procesos exitosos de autonomía y colaboración.
Iglesias Santuarios de Paz: un compromiso con la reconciliación y la construcción de paz en Colombia
En 2024, la estrategia de construcción de paz impulsada por Justapaz se consolidó bajo el concepto de «Iglesias Santuarios de Paz», un esfuerzo conjunto entre iglesias cristianas evangélicas y organizaciones aliadas, cuyo objetivo es fomentar la reconciliación, la justicia ambiental y la paz sostenible en diversas regiones de Colombia afectadas por el conflicto armado. Este modelo se basa en el Evangelio de la Paz, impulsando a las iglesias a involucrarse activamente en el espacio público a través del diálogo social, la movilización comunitaria y el apoyo a iniciativas de paz.
Entre los logros más destacados de este año, se resalta el fortalecimiento de capacidades a través de las Escuelas Itinerantes y Populares por la Paz, que ofrecieron capacitación en temas clave como reconciliación, transformación de conflictos y sostenibilidad social. Estas escuelas permitieron empoderar a líderes de las iglesias y comunidades locales, desarrollando una red activa de paz a nivel territorial. Además, las iglesias y sus aliados participaron activamente en la actualización de agendas territoriales, con propuestas sobre justicia ambiental y reconciliación en zonas del sur del Chocó, Bajo Cauca (Antioquia), y otras regiones históricamente afectadas por el conflicto.
Uno de los hitos importantes fue la consolidación de los nodos regionales de la Red Nacional Santuarios de Paz. Este proceso de articulación regional permitió a las iglesias establecer alianzas con actores locales y regionales, fortalecer su capacidad operativa y colaborar en la creación de un espacio más efectivo para la implementación de la paz y la justicia social.
El Congreso Nacional de Paz fue otro de los momentos claves, ofreciendo un espacio para el diálogo entre los delegados regionales de la Red Santuarios de Paz y plataformas aliadas. Este encuentro se enfocó en la incidencia sobre los diálogos de paz entre el gobierno y el ELN, buscando incluir a las iglesias y comunidades de fe en las conversaciones de paz.
Acciones humanitarias y pastorales en zonas de conflicto
Las visitas humanitarias y pastorales fueron fundamentales para la implementación de los mínimos humanitarios en diversas regiones afectadas por la violencia. En zonas como el Bajo Putumayo, Norte de Cauca y Nariño, las iglesias cristianas se comprometieron con la ayuda humanitaria y el acompañamiento psicosocial, promoviendo la paz en áreas donde el conflicto armado sigue causando desplazamientos, confinamientos y otras violaciones a los derechos humanos.
Además, Justapaz apoyó la institucionalización de la Semana por la Paz y la Reconciliación en el Putumayo, un ejercicio de memoria y veeduría ciudadana que buscó fortalecer la convivencia social y promover el respeto a los derechos humanos. En este sentido, también se impulsaron acciones culturales de reconciliación, como la participación en el Carnaval de Blancos y Negros en Pasto, donde diversas iglesias y sectores sociales construyeron una «carroza por la paz» como un símbolo de unidad y reconciliación.
Por otro lado, en el territorio de Samaniego, al sur de Nariño, se consolidaron trece iglesias en la región de Abades, un proceso iniciado en 2022 y que ha dado frutos este año en la construcción de entornos seguros para la paz. Estas iglesias, con el apoyo de Justapaz, han implementado talleres sobre autocuidado, reconciliación y transformación de conflictos, integrando a mujeres, jóvenes, líderes religiosos y comunidades en un proceso de resistencia pacífica y de fortalecimiento de su rol en la construcción de paz.
Adicionalmente, en el Eje Cafetero, especialmente en Salamina, se lograron importantes avances gracias a la participación de mujeres emprendedoras y líderes de iglesias locales. Juntos, trabajaron en la creación de propuestas para la prevención de violencias y la atención a las comunidades afectadas por la intensificación de los conflictos. Estas acciones no solo contribuyen a la paz, sino que también refuerzan las redes de apoyo comunitario en un territorio históricamente golpeado por el conflicto armado.
Uno de los desafíos más importantes durante el 2025 es la sostenibilidad de las iniciativas de paz, especialmente en un contexto de crisis humanitaria provocada por el control territorial de grupos armados ilegales y las economías ilícitas. La participación activa en las mesas territoriales por la paz y el fortalecimiento de las agendas ambientales son aspectos clave para garantizar que los acuerdos de paz se implementen de manera efectiva en regiones como el Bajo Cauca, Sur de Córdoba, y el Norte de Nariño.
Mujeres, Paz y Justicia Ambiental: un pilar fundamental
Las mujeres siguen siendo agentes cruciales en la construcción de paz, especialmente las mujeres víctimas del conflicto armado. A través de sus liderazgos, muchas de ellas han logrado reorganizarse en redes de mujeres que están liderando procesos de reconciliación y justicia ambiental.
La integración de mujeres de diferentes regiones como Sur de Córdoba, La Mojana Sucreña y el Bajo Cauca es fundamental para consolidar una red de mujeres por la paz que pueda generar propuestas que incidan en las políticas públicas, especialmente en áreas como derechos de las mujeres, prevención de violencia de género y protección de los derechos humanos.
El empoderamiento de las mujeres es un objetivo clave del área de Mujer, Paz y Justicia Ambiental para 2025. A través de espacios de formación y fortalecimiento de capacidades, las mujeres en las comunidades afectadas por el conflicto pueden ser agentes de cambio, influyendo en los procesos de toma de decisiones y en la formulación de políticas públicas. La incidencia política y social de las mujeres es esencial para garantizar que se logre una paz inclusiva y justa, especialmente en contextos donde la violencia patriarcal sigue siendo una barrera para su participación efectiva.
Logros en materia de equidad de género durante el 2024
En 2024, se lograron avances significativos en varios frentes. Las mesas territoriales por la paz, organizadas por mujeres en regiones como Cali, Samaniego (Nariño) y el Bajo Cauca, permitieron que las comunidades presentaran sus agendas de paz con un enfoque de género. Estas mesas contribuyeron a la incidencia ante el Gobierno Nacional, tanto en los diálogos con el ELN como en las mesas jurídicas con los grupos armados ilegales, permitiendo una mayor participación de las mujeres en los diálogos de paz.
Además, la incidencia en la justicia ambiental ha sido clave para abordar los problemas de contaminación y destrucción de los recursos naturales en territorios como Putumayo y el Bajo Cauca, donde las economías ilícitas han tenido un impacto negativo sobre el medio ambiente. Las mujeres han desempeñado un papel esencial en la promoción de políticas ambientales y en la exigencia de garantías de seguridad para aquellos que defienden los recursos naturales.
El 2025 se presenta como un año clave para consolidar los avances de 2024, con un enfoque en la participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones y en la implementación de los acuerdos de paz.
En particular, se deben fortalecer las alianzas entre las iglesias y las organizaciones de mujeres para seguir impulsando estrategias de protección colectiva, empoderamiento político y justicia ambiental en los territorios más afectados por el conflicto armado. La incidencia de las mujeres en los diálogos de paz y en la formulación de políticas públicas es fundamental para garantizar una paz duradera y sostenible para todos los colombianos.
La Noviolencia y la prevención del reclutamiento de jóvenes: una de las banderas de Justapaz
La promoción de la Noviolencia es un aspecto fundamental en la construcción de paz, especialmente cuando se trata de prevenir el reclutamiento de niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) por parte de grupos armados ilegales. En este sentido, la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio es una herramienta clave para garantizar que los jóvenes puedan optar por una alternativa de paz y no ser forzados a formar parte de los conflictos armados.
Durante 2024, se logró un hito significativo con la implementación del Servicio Social para la Paz (SSP), que ofrece a los jóvenes una alternativa civilista al servicio militar obligatorio. Más de 1,000 jóvenes se sumaron a esta propuesta, lo que demuestra la creciente conciencia y voluntad de los jóvenes de participar en procesos de paz activos. En ciudades como Pasto, Tumaco, Chocó, y Bogotá, los talleres psicosociales y las jornadas de formación sobre Noviolencia y prevención de reclutamiento dejaron huellas profundas en las comunidades.
Además, la incidencia política fue clave. Gracias a alianzas con entidades como la Defensoría del Pueblo y organizaciones de la sociedad civil, Justapaz promovió la implementación del SSP a nivel nacional, brindando a los jóvenes una opción que favorece su desarrollo social y humano en lugar de involucrarlos en conflictos armados.
Justapaz ha logrado acompañar a más de 1.050 personas en todo el país, impactando indirectamente a cerca de 7,000 más. Los talleres y encuentros realizados en territorios como el Eje Cafetero, Valle del Cauca, y Putumayo no solo ofrecieron formación en derechos humanos y Noviolencia, sino que también proporcionaron un espacio de sanación y reconstrucción para los jóvenes afectados por la violencia.
Además, en ciudades como Bogotá, se organizó un encuentro nacional que reunió a más de 200 jóvenes y líderes de Iglesias, donde se compartieron experiencias y sueños de paz. Este tipo de encuentros no solo fomentan el intercambio de saberes, sino que también fortalecen las redes de apoyo entre jóvenes, iglesias y organizaciones de la sociedad civil.
La paz no es solo un proceso de desarme, sino de transformación de las estructuras sociales, políticas y culturales que perpetúan la violencia. En este sentido, las estrategias de Noviolencia son herramientas fundamentales para la construcción de una paz duradera, inclusiva y justa.
Fortalecimiento de las iglesias en el conflicto armado: Memoria Histórica, Derechos Humanos y Paz
La memoria histórica y la defensa de los derechos humanos han sido pilares clave en el trabajo de Justapaz con las Iglesias cristiano-evangélicas afectadas por el conflicto armado en Colombia. A través de estrategias socio-jurídicas, apoyo psico-pastoral y acompañamiento humanitario, se busca garantizar el acceso a la justicia, la visibilidad de los derechos vulnerados y la promoción de la paz. Este enfoque integral no solo documenta casos de violaciones de derechos humanos, sino que también promueve la creación de una red de Iglesias Santuarios de Paz, un espacio crucial para fortalecer la incidencia en procesos de reparación colectiva y en la construcción de paz a nivel territorial y nacional.
En 2024, la Coordinadora Nacional Humanitaria, que incluye a Justapaz, celebró un encuentro trascendental en el que se exigió la realización de acuerdos humanitarios y ceses de hostilidades entre los actores armados. Este encuentro, además de servir como plataforma para el debate sobre justicia transicional y los diálogos con el ELN, también dejó clara la necesidad de garantizar la participación activa de la población civil en los territorios más afectados. En este sentido, Justapaz ha trabajado en diversas plataformas de paz, logrando un llamado a la implementación de estrategias interinstitucionales y jurídicamente viables para transformar los territorios mediante la paz y la justicia social.
El trabajo de incidencia también ha sido clave para dar visibilidad a las denuncias de líderes religiosos en zonas críticas como el Bajo Cauca, Tierra Alta (Córdoba), San Juan (Chocó) y Samaniego (Nariño), donde las comunidades enfrentan desplazamientos forzados, confinamientos y otras violaciones graves. Gracias a la confianza de las Iglesias y sus líderes, se ha avanzado en la documentación de hechos, acciones humanitarias y visitas de protección en estas regiones de alto riesgo.
Capacitación y diálogo ecuménico: un pilar de la paz
Uno de los avances más significativos ha sido la creación de espacios de formación y capacitación para líderes de las Iglesias y comunidades de fe, tanto en modalidad presencial como virtual. Estos talleres han permitido la apropiación de conocimientos sobre derechos humanos, incidencia política y los compromisos derivados del Acuerdo de Paz, destacando la importancia de un enfoque integral para la construcción de paz. En Putumayo, Cali, Cáceres y Barrancabermeja, estas iniciativas se han desarrollado con el apoyo de otras áreas de Justapaz, logrando así que los referentes locales se conviertan en actores clave en la implementación de estos procesos sin la presencia directa de la organización.
El diálogo ecuménico también ha sido fundamental. Justapaz, junto con la Defensoría del Pueblo, organizó un «Conversatorio Interreligioso: Cultura de Paz, Convivencia y Respeto a la Libertad Religiosa», un espacio para socializar la cartilla sobre la libertad religiosa y discutir futuras acciones conjuntas para la protección de las Iglesias en zonas de conflicto. Este tipo de encuentros ha servido para fortalecer las relaciones interinstitucionales y permitir una respuesta más efectiva ante las necesidades de las comunidades afectadas.
En términos de restitución de tierras, Justapaz ha acompañado a comunidades como El Garzal, en Bolívar, en la identificación de afectaciones ambientales y la notificación a campesinos en procesos de restitución de tierras. El trabajo interinstitucional con la Agencia Nacional de Tierras (ANT) y la Alcaldía de Simití ha logrado avances significativos, destacando la notificación a 30% de los habitantes del sector 2. Asimismo, el proceso de documentación de casos a través de OSEAS, el sistema de registro de Justapaz, ha sido crucial para visibilizar las afectaciones del conflicto armado y las luchas por la memoria histórica.
A pesar de los avances, los retos persisten. Uno de los principales desafíos es la disponibilidad de recursos para ampliar y fortalecer los procesos de documentación y de acompañamiento a las comunidades afectadas. Además, es fundamental realizar una articulación más estratégica entre las diferentes áreas de Justapaz y las comunidades locales para fortalecer la protección de los derechos humanos, la incidencia en políticas públicas y la educación sobre derechos.
Otro reto importante es asegurar que las plataformas interinstitucionales de derechos humanos continúen funcionando de manera eficiente y sin comprometer los principios de la acción humanitaria internacional. La incidencia de Justapaz en la creación de políticas públicas que favorezcan la paz y la no repetición del conflicto armado debe ser respaldada por una mayor colaboración entre organizaciones sociales, entidades del Estado y la sociedad civil.
En cuanto a los procesos de reparación colectiva, la organización también buscará que el Estado reconozca la necesidad de una protección diferenciada para las Iglesias que han sido víctimas del conflicto. Este reconocimiento, que también implica su participación activa en los procesos de construcción de paz, se encuentra en el centro de la agenda de Justapaz para el futuro cercano.
Justapaz se mantiene firme en su compromiso de garantizar la justicia para las víctimas del conflicto armado y fortalecer las redes de paz entre las Iglesias y la sociedad. La incidencia política, la capacitación de nuevos liderazgos y el apoyo a las comunidades vulnerables siguen siendo objetivos fundamentales en su labor. Al continuar el trabajo de memoria histórica y derechos humanos, Justapaz espera que las Iglesias y comunidades de fe jueguen un papel aún más destacado en los diálogos de paz y en la construcción de una Colombia más justa y pacífica.